“Mis hermanos son siete y seis años mayores que yo, respectivamente. Cuando mi mamá llegó a Costa Rica la tuvo que pulsear bastante”.
Así es que Carlos Martínez comienza a relatar cómo junto con sus familiares más cercanos afrontó momentos de escasez económica. Cuando habla de su madre, los ojos le brillan al lateral derecho de San Carlos, quien se apresta a disputar su primer mundial de fútbol de categoría mayor.
“Ella vendía tortillas en Santa Ana. Como no tenía con quién dejarnos nos cargaba a los tres. Yo no me acuerdo mucho, pero mis hermanos sí. Mis hermanos me cuentan lo difícil que era levantarse a hacer tortillas a las dos de la mañana para irlas a vender a las cinco de la mañana… Y después de eso ir a la escuela”, narró el habilidoso carrilero en conferencia que compartió el departamento de prensa de su equipo.
“Empecé a vivir lo que era la pobreza muy pequeño”, sintetizó aquella época. Acto seguido, comienza la historia de superación que lo tiene donde está.
“Gracias a Dios y al esfuerzo de mi hermana, que comenzó a trabajar, y al fútbol, podemos decir que pudimos ir saliendo adelante. Para comprarme mis primeros tacos profesionales si pasamos tres tarjetas de crédito fueron poquitas. Fue cuando estuve en la academia de Senegal. Se abrieron muchas puertas. A mi hermana se la abrieron puertas en su trabajo, a mi hermano también. Mi mamá se liberó mucho”, agregó.
“Por el fútbol comencé a recibir implementos y eso descargó a mi mamá. Me daban viáticos. Cuando llegué a Bélgica comenzamos a crecer mucho entre los cuatro. Siempre nos hemos dado ese apoyo pasándola difícil juntos. Y ahora estas cosas bonitas las disfrutamos juntos los cuatro”.
