Marco Calzada Valverde tenía solo 19 años pero dejó una huella imborrable en quienes le conocieron por su forma de ser y deseos de ayudar al prójimo. Así lo recuerdan dos de sus amigos de la comunidad católica Schoenstatt.
El muchacho fue asesinado la noche del sábado 2 de julio en San José cuando asaltantes lo abordaron y lo atacaron con un arma blanca. Los hechos ocurrieron en la Avenida Segunda, en la acera que se ubica al frente de la entrada al barrio Chino.
En medio del dolor por la pérdida, Luisa Beltrán, de 17 años y Ernesto Font, de 24, conversaron con Noticias Columbia sobre las gratas experiencias que vivieron con su amigo a quien rindieron un homenaje el fin de semana.
“Marco era un hombre lleno de paz, lleno de luz, lleno de amor. Nos daba mucha alegría, por eso lo estamos recordando de esa forma. En él nosotros sentimos que no había nada malo… siempre fue alegría, siempre fue amor. Nos demostró a todos cómo podíamos vivir el día a día lo más felices posibles”, expresó Beltrán.
“Era un muchacho tan de Dios, de corazón tan grande que ha marcado mucho a Costa Rica. De verdad espero que todos podamos ser más como Marco, más llenos de amor, llenos de luz y llenos de felicidad”, añadió.
Luisa comentó que el grupo católico es muy unido y mantiene muchas actividades religiosas a las que Marco se sumaba de forma entusiasta. El muchacho también formaba parte de la comunidad misionera Ignis Mundi.
Eduardo Font conoció a Marco hace cinco años cuando participaron en una misión en Sarapiquí. Relató que el adolescente se comprometió a participar en el movimiento juvenil y que incluso, en algunas ocasiones, llegó a decir que era mayor de edad para poder asistir a alguna de las actividades.
“Tenía esa alegría. Le hablaba a cualquiera, alegraba al que fuera. Llegaba a un lugar sin conocer a nadie y terminaba saliendo con todos de amigos. Era increíble, era espectacular”, afirmó.
Font comentó que vio la evolución personal de Marco desde el adolescente, casi niño, hasta el muchacho con liderazgo en el que se convirtió. Se hizo cargo con éxito de tareas y responsabilidades en el grupo juvenil.
“Es como ese gracias por todo. Realmente él cambió tantas cosas. Yo decía: ‘no puedo creer que este muchacho que conocí en una misiones, sin saberlo, llegó a ser tan grande y tan influyente en todos´”, añadió.
El amigo de Marco fue quien se encargó de tocar la guitarra y cantar durante el rosario caminante que se realizó el domingo 10 de julio para recordar al muchacho y a Manfred Barbarena, otro joven asesinado en circunstancias similares.
Añadió que la intención de la actividad era llevar un mensaje de amor y de perdón para las familias.
“Como dijo el papá de Marco. No hace falta combatirlos, no hace falta vengarse. Ese no es el punto. El punto es cómo llevamos ese amor a las casas. El punto es cómo hacemos un ejemplo de familia para evitar que la gente caiga en estas situaciones. Que entiendan el daño que se hace”, resaltó Font.
