Tica lleva 30 años en país africano como parte de una misión humanitaria.
Isabel Johanning es una costarricense de 72 años, de los cuales ha pasado 30 en un país poco conocido en suelo nacional. Estamos hablando de Guinea Bissau, en África, lugar donde viajó como misionera en 1993.
Previo a eso, Johanning se dedicó a la odontología e incluso tenía su propia clínica en Desamparados. Sin embargo, la misionera contó que poco a poco sintió un llamado de Dios para iniciar su carrera ayudando a los demás.
“Yo sentía que yo tenía que ir a algún lugar. Fue mucho antes de conocer a Jesús. Cuando tuve una relación personal con Él, Él me definió exactamente lo que yo tenía que ir a hacer. Él comenzó a darme una dirección y iba simplemente siguiendo las indicaciones que me daba. Así comencé en misiones internacionales, pero también trabajaba en San José con alcohólicos, prostitutas, refugiados de Nicaragua y en las tribus indígenas. Antes de ir a misiones, trabajé en Costa Rica”,
En el país africano, Johanning inició un proyecto llamado Casa Emanuel, el cual, a la fecha, ha ayudado a más de 400 niños abandonados.
La misionera ha adoptado a siete hijos, los cuales ya cuentan con la nacionalidad costarricense e incluso ya la hicieron abuela.
Johanning narró cómo se dio la primera adopción en Guinea Bissau. Se trataba de una pequeña de 7 meses con problemas de desnutrición.
“Era una niña guinense, hija de una madre ciega, en un estado completo de desnutrición. Entonces yo me la traje a Bissau y la comenzamos a restaurar, pero yo no me imaginé nada, no sabía cómo comenzar eso, yo solo la recuperé. Después llamé por teléfono a la mamá y le dije que le iba a devolver la chiquita, que ya estaba muy bien, pero me dijo que no se la devolviera. Fui a hablar con toda la familia y les dije que si me la iba a dejar, la iba a adoptar y ellos me dieron permiso. Entonces, luego la adopté legalmente y fue la primera niña de Casa Emanuel”,
El proyecto ha consistido en hacerse cargo de los niños y niñas que perdieron a sus madres durante el parto.
Johanning mencionó cómo era que iban logrando cada una de las adopciones de los menores.
“Dos meses después, llegó Daniel. Él era totalmente ictérico, tenía dos meses de edad y la mamá había muerto con hepatitis B. Duró ictérico hasta ocho meses. Como el papá se iba para Portugal, yo se pedí en adopción y también me lo dio. Así fueron llegando. Dios comenzó a traerlos”,
Finalmente, la misionera relató la forma en la que Casa Emanuel ha logrado sostenerse en el tiempo pese a los problemas políticos y económicos de Guinea Bissau.
“Nosotros tenemos ayuda de la Cooperación Portuguesa, tenemos una ayuda pequeña que nos ha ayudado mucho. Tenemos un hospital humanitario, escuela, colegios, hogares y el hospital ayuda al hogar. Las escuelas dan un porcentaje también para el hogar. Tenemos también muchos padrinos para los chiquitos”,
