“Celso utiliza la palabra ‘caótico’ para definir el estilo blanquiazul. Yo prefiero usar la oración ‘se juega con lo que se tiene’. No tengo idea de si el técnico de Cartaginés entrenó al juntabolas, pero su reacción veloz en la jugada del gol marcó el resultado de la ida… como también lo hizo la falta de chispa de la Liga, que se alejó de su fórmula y solo remató una vez”.
Todo juega en el fútbol, pero no siempre se aprovechan la mayoría de recursos posibles.
Quizás valga la pena preguntarse, ¿por qué hubo tan pocos remates de media distancia en esta final? ¿Qué le faltó a la Liga para en 90 minutos generar, al menos, un disparo a portería, cuando fue el club con más potencia ofensiva en fase regular?
Decía Celso Borges posterior al partido que, “el juego caótico que intenta hacer Cartaginés, lleno de emoción, les salió bien”.
La táctica es, hoy en día, tan importante como el propio talento individual.
Celso utiliza la palabra ‘caótico’, pero yo prefiero la oración ‘se juega con lo que se tiene’. Y si Cartaginés posee menos recursos individuales que Alajuelense tiene que equiparar con orden, lucha y táctica.
Y también con astucia y ‘maña’. No tengo idea de si el cuerpo técnico blanquiazul entrenó a su juntabolas, pero su enorme aporte en la jugada de la anotación marcó la final. Sí, ¡el juntabolas!
El joven demostró en el juego de ida de la gran final que estaba tan conectado como los futbolistas, cuando al minuto 90 recogió la pelota a toda velocidad, justo en medio del repliegue de la zaga, y se la lanzó al jugador Cartaginés.
El balón corrió tan rápido, que acabó en las manos del brumoso y apenas unos segundos después en la cabeza de Marcel Hernández, quien pivoteó el balón y le permitió a Jeikel Venegas perforar las redes.
El fútbol es de astucia, claro está.
La tuvo el juntabolas y también el propio Venegas, cuando giró y dejó en el suelo a Ian Lawrence.
Hubo astucia también de Albert Rudé, al darse cuenta de que tenía que cambiar de portero por el bien de su equipo. Acertó con Miguel Ajú, muy seguro en las alturas y de excelente desempeño en su regreso al once.
Quizás, a Rudé le faltó la astucia de entender que el cero en la vuelta no le funcionó en la primera final y que habría sido muy valioso que, en esta ocasión, el club se sacudiera y consiguiera al menos un gol, a sabiendas de que posee los recursos ofensivos para ofrecer una propuesta de ataque mucho más clara.
No lo hizo y ni siquiera remató una vez a puerta, una realidad antagónica de lo que ha sido la Liga en todo el torneo.
Bien por el juntabolas. Excelente trabajo.
