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Opinión: La era de Agustín Lleida en la Liga, es más lo bueno que lo malo

by Jose Pablo Alfaro

“Alajuelense es un club con figuras de renombre que, por una u otra razón, tienen un criterio sobre lo que sucede en la institución. Exfutbolistas que hicieron historia, extécnicos ganadores, exdirectivos con una voz de peso y ni que decir la influencia del primer equipo como tal”.

No es fácil tomar las decisiones deportivas de un club con tantos actores protagónicos y secundarios como Alajuelense. El gerente deportivo le responde a la Junta Directiva, pero cada decisión que ejecute es vista de cerca por los socios y por la afición.

La Liga es un club con figuras de renombre que, por una u otra razón, tienen un criterio sobre lo que sucede en la organización. Exfutbolistas que hicieron historia, extécnicos ganadores, exdirectivos con una voz de peso y ni que decir la influencia del primer equipo como tal.

Basta con relevar de su puesto en liga menor a un ídolo para que nazca la interrogante: ¿Qué hizo tan mal aquella figura que dio tanto por el club como para cesarla de su cargo?

Y a Lleida le debe importar muy poco ‘su nombre’. Con una planificación deportiva pensada a futuro, las exigencias son altas y, por lo tanto, el pasado es eso… pasado.

Para evaluar el desempeño de un gerente, lo primero que se debe medir es el ‘antes y el después’. Básicamente, preguntarse cómo estaba el equipo cuando asumió Lleida.

Es claro, la Liga tenía un año sin clasificar a fases finales y una larga racha sin títulos. 

Sin que, quizás, haya ganado la cantidad de trofeos que exige el presupuesto y la actual planilla, al menos se puede reconocer una mejoría sustancial en los resultados.

En liga menor, el crecimiento es más que evidente. Sus detractores dicen que la evolución de los prospectos actuales es producto únicamente del CAR (Centro de Alto Rendimiento), pero se me hace imposible creer que, sin Lleida, el éxito actual sea posible.

La Liga produce más cantidad y más calidad. Los futbolistas llegan mejor formados a la Primera y basta con mirar los resultados deportivos y las listas de las selecciones menores para confirmar que el club va por la ruta correcta en su planificación.

En el primer equipo, son pocos los fichajes que han desentonado del todo. El caso más evidente, el de Israel Escalante en esta campaña. Tiempo atrás, me parece que no acertó con Jhamir Ordain tampoco. En resumen, los ‘fiascos’ son muy pocos.

En la elección de entrenadores es, quizás, donde más dudas se evidencian. 

Especialmente en ‘tiempo y forma’. Por ejemplo, ¿era el momento para cesar a Andrés Carevic, o el instante propicio para contratar a Albert Rudé? (con 34 años y sin experiencia como técnico principal de un equipo profesional).

Después de abrir la interrogante, también es justo decir que es refrescante escuchar de los propios jugadores que Rudé posee un elevado conocimiento en metodología de entrenamiento, en estrategia y en planificación de los juegos.

Es decir, ese ‘colmillo’ para leer partidos que ofrece la experiencia no lo tiene, pero sí otros atributos que, tarde que temprano, la Liga ha expresado a través de su estilo de juego.

En resumen, me parece que es más lo bueno que lo malo. Aunque la Liga no levante la Copa frente a Cartaginés, Lleida debería seguir en su cargo.

Para ser equilibrados, del equipo femenino prefiero no darle mayor mérito, pues ha sido el propio Fernando Ocampo quien ha asumido la batuta en la mayoría de aspectos.

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