El sujeto, de apellido Miranda, es uno de los tres acusados por el crimen de la doctora María Luisa Cedeño, ocurrido en el año 2020 en Quepos. A la izquierda se observa cómo llegó y a la derecha cuando ya pudo cambiarse la ropa.
A las 9:11 a.m. de este jueves, Miranda fue llevado a la sala de juicio número 10 por los custodios del OIJ. Lucía una camiseta celeste, pantaloneta azul y chancletas. En el rostro de su abogado, Erick Gatgens, se notaba la expresión de sorpresa por lo que ocurría.
Ambos conversaron por unos instantes. Minutos después, los oficiales se llevaron a Miranda quien regresó a las 9:43 a.m. con una camisa blanca de botones y un pantalón de vestir.
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¿Qué sucedió?
Gatgens dijo a Noticias Columbia que, al ver a su cliente en sandalias y pantaloneta, planteó una protesta al considerar que “fue objeto de un trato cruel y degradante en el que se irrespetó su dignidad humana”.
“Él tenía ropa adecuada para presentarse al juicio, sin embargo, no se le puso en conocimiento de que ahí estaba la ropa. No se le permitió bañarse, no se le permitió lavarse los dientes y lo subieron en esas condiciones a la sala de juicio”, expresó.
“En el momento en que yo me enteré del tema, inmediatamente hice la solicitud al Tribunal para que se tomaran los recaudos para que eso se rectificara y esperemos que no vuelva a pasar porque aunque se trate de un hecho muy delicado y grave que se esté juzgando, eso no significa, bajo ninguna circunstancia que a un imputado se le dé ese trato”, añadió.
Este fue uno de varios problemas que ocurrieron este jueves en los Tribunales de Goicoechea. Los abogados defensores, querellantes y representantes de la Fiscalía pidieron al Tribunal que se gestionara un cambio de sala porque la asignada no tiene el espacio adecuado para recibir a todos los intervinientes, público y trabajadores de medios de comunicación.
Incluso, uno de los abogados tuvo que “acomodarse” de forma improvisada en la esquina de uno de los escritorios porque no había otro sitio donde ubicarlo.
Hugo Navas, defensor de otro de los acusados de apellido Bodaan, dijo que la sala no es apta para su cliente quien se desplaza en silla de ruedas y requiere tener un baño cerca.
A esto se sumó un inconveniente con el sonido de la sala pues dejó de funcionar uno de los dos parlantes que permiten escuchar a quien esté en el uso de la palabra.
Nota: Las imágenes de esta nota son publicadas con autorización del abogado del sospechoso.
