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Saprissa: Entre volver a la “vieja confiable” (línea de 5) o insistir con el estilo “camaleónico”

by Eduardo Baldares

El vigente campeón Saprissa recibirá el domingo al Alajuelense, que llega con la ventaja mínima al partido de vuelta de la Gran Final del Torneo Clausura del fútbol tico

El compromiso entre los dos equipos más populares del país se llevará a cabo a las 6 p.m. en el estadio Ricardo Saprissa, que lucirá lleno en sus 21.000 localidades. Ese “monstruo” de 21.000 gargantas rugientes se espera sea el jugador 12 que esperan los morados para darle un golpe mortal al rivales de rivales.

Al mando de Vladimir Quesada, sustituto de Jeaustin Campos en la dirección técnica del equipo, el “nuevo” Saprissa fue dejando de lado el 3-4-3 en ofensiva (5-4-1 en defensa) para ajustar una línea de cuatro en zaga que le permitió arrasar en el cierre de la fase regular y pasar por encima del Herediano, en semifinales.

No obstante, en la final de segunda fase la propuesta “camaleónica” de Quesada, con cambios constantes en los onces iniciales, perdió fuelle, y en Alajuela colapsó con un 3 a 0 tan letal, que el segundo partido fue prácticamente de trámite.

Ya en Gran Final, Quesada insistió con la línea de cuatro en el Morera Soto. Aunque mejoró con respecto a la fase anterior, igual perdió 1 a 0, y la Liga tuvo oportunidades más claras para incrementar el marcador que el Saprissa de conseguir la igualada.

Así, se llega a la instancia crucial en “la Cueva del Monstruo”.

La “S” llega con la obligación de ganar ante su público para conseguir el segundo título consecutivo y trigésimo octavo para sus vitrinas.

¿Quesada volverá a la línea de tres centrales con la que el Saprissa de Campos consiguió la 37? Con aquel sistema integrado por Pablo Airboine, Kendall Waston y Fidel Escobar, los morados eran la zaga más difícil de batir del certamen.

Saprissa solía formar así: Chamorro en portería, el trío Airboine-Waston-Escobar por el centro, Valverde por izquierda, Taylor por derecha, Guzmán de contención, atrás de Torres, con Paradela, Madrigal y Sinclair al frente.

Luego, se fue Campos y asumió Quesada. Al principio, funcionó bien la línea de cuatro con los mismos hombres salvo Taylor, dando paso a Pablo Airboine como lateral derecho. Así, se ganó un mediocampista más, e incluso fue cambiando de jugadores en algunas posiciones y se tornó más “camaleónico”, impredecible, lo que le permitió a Saprissa incrementar sus números goleadores para cerrar de súper líder la primera fase y arrasar con Herediano. Todo parecía miel sobre hojuelas.

Empero, a partir de la final de segunda ronda, Alajuelense supo cómo conjurar a los morados y se ha tornado dominante, como lo muestra el global de 4 a 1 con que se impone en los últimos tres partidos.

Entonces, cabe la pregunta. ¿Saprissa debe volver a la “vieja confiable” línea de cinco con la que ganó en Alajuela en fase regular (0 a 2)? La otra opción es mantener el 4-3-3 que le gusta a Vladimir, pero con otros jugadores o posicionamientos que le permitan recuperar la profundidad perdida (o que el rival le ha quitado). Es un arma de doble filo. Podría sorprender… o enredarse en sus propios mecates, como ha ocurrido en los últimos tres cotejos.

Hágase notar que, a pesar del esfuerzo del “Delfín” Salas, la ausencia del suspendido contención Guzmán ha sido sensibilísima, porque era el eslabón ideal entre defensa y ataque. Resáltese que Torres no ha recuperado su mejor nivel y que del medio para arriba Quesada está sufriendo un repentino bajón de figuras como Paradela, Madrigal y Zamora. Encima, Segura, Bolaños e East no terminan de convencer y en este entorno Sinclair y Rodríguez no han podido ser abastecidos.

Sí. El DT del Saprissa tiene mucho por decidir, pero, sobre todo, necesita de la mejor versión de sus pupilos. Es su última oportunidad.

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